viernes, 19 de diciembre de 2008

ENTREVISTA AL SUBCOMANDANTE MARCOS POR CELSO SANTAJULIANA Enero 1, 1994



Es el primero de enero en San Cristóbal de las Casas. Una calle desierta no es de llamar la atención, aunque luego las barricadas en el acceso al zócalo dan las primeras pinceladas de algo que parece un set cinematográfico: campesinos medio uniformados, medio armados con escopetas y machetes, casi todos jóvenes, muchísimas mujeres y comentarios aislados: esto es la guerra, la revolución...
A ambos costados de las arcadas había un par de combatientes distintos, no era necesario ser egresado de escuela de periodismo para saber quiénes eran los dirigentes, que pronto se vieron rodeados por curiosos. Uno de esos dirigentes, tranquilo y de buen humor, pasó toda la mañana contestando a los turistas las mismas preguntas. Cubierto con un pasamontañas negro, protegido por un chaleco azul (como los de los policías bancarios), una ametralladora poco voluminosa y cuatro cargadores en las bolsas del chaleco, respondía.

-- ¿Cuál es tu rango dentro del EZLN?

-- Creí que no me lo iban a preguntar (ríe); soy subcomandante... subcomandante Marcos.

-- ¿Estás a cargo de la operación?

-- Sólo en este lugar.

--¿Hay otros lugares?

-- Se tomaron varias plazas.

-- ¿Cuántas?

-- Cuatro cabeceras.

-- ¿Qué es lo que piden?

-- ¿No han leído los desplegados?

Todos los improvisados reporteros fuimos a leer las papeletas que estaban pegadas en los muros de la presidencia municipal y regresamos a buscar nuevamente al subcomandante, que rodeado de un nuevo grupo respondía a otras preguntas.

-- ¿Es un movimiento nacional?

-- Sí.

-- ¿En qué otros estados se levantaron?

-- En cuatro, y vamos a llegar a la capital del país.

-- ¿Hubo bajas en la toma?

-- Aquí no. Cuando llegamos, los guardias salieron corriendo; en la policía disparamos al aire y pedimos que se rindieran, pero nadie respondió y, cuando entramos, estaba desalojado, salvo por los detenidos. Con los judiciales intercambiamos fuego, pero huyeron.

-- ¿Ha intervenido el ejército en algún lugar?

-- No, hasta donde sabemos.

-- ¿Cuántos miembros componen el ejército (EZLN)?

-- Esa información no la puedo dar.

-- ¿No te parece que están muy mal armados para una guerra contra el ejército?

-- No.

-- ¿Quién está detrás de todo esto?

-- El hambre y la injusticia.

-- Estos jóvenes ¿tienen idea de lo que les espera si interviene el ejército?

-- ¿Por qué no se los preguntas a ellos?

-- ¿Tienen apoyo de narcotraficantes?

-- No.

-- ¿Tienen entrenamiento militar? -- refiriéndose a los campesinos.

-- Tenemos muchos años preparándonos.

-- ¿Están dispuestos a negociar?

-- Eso no lo decido yo.

-- ¿Quién?

-- Es un comité quien toma las decisiones.

-- ¿Cuál es su planteamiento para la comunidad civil?

-- Ustedes lo vieron; ni robamos ni matamos ni violamos, tenemos claro quién es el enemigo.

-- El ejército ¿aceptó su declaración de guerra?

-- No lo sabemos.

-- ¿Ha habido intento de diálogo por parte de las autoridades?

-- Aquí en San Cristóbal las autoridades huyeron.

-- ¿Existe diálogo con el ejército?

-- No, no ha habido nada y nosotros esperamos adhesiones; respetaremos rangos, también ellos son pueblo y están jodidos.

-- ¿Hay detrás algún partido político?

-- No.

-- ¿Está Samuel Ruiz involucrado?

-- No, él no dio las injusticias ni las armas.

-- ¿Cuánto permanecerán aquí?

-- No lo sé, dos o tres días.

-- ¿No han considerado que probablemente la respuesta del gobierno sea de represión para las comunidades indígenas?

-- De ser así volveremos a destruir la ciudad.

-- ¿No es peligroso que estén aquí tantos civiles?

-- Les hemos pedido que se vayan porque puede haber enfrentamientos, pero ya ves.
-- ¿Valdrá la pena el predecible desenlace?

Una de sus compañeras, también encapuchada, lo llama, pues al parecer tiene una comunicación por radio en el equipo que transportan en una combi azul, y antes de cuatro pasos se vuelve con la respuesta.

-- La sangre derramada en busca de justicia nunca es en vano.
Luego los mirones vamos a interrogar a los indígenas, pero pocos animan un comentario.

Revista MIRA
17 de enero de 1994
Por Celso Santajuliana
páginas 12 y 13

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